jueves, 28 de octubre de 2010

Por trece razones

Si os gusta empezar a leer un libro y no poder soltarlo hasta el final, éste os lo recomiendo encarecidamente.
Lo que más me llamo la atención cuando lo vi en la librería fue el título:  

Por  trece  razones

Pensé, por trece razones ¿qué? Así que lo cogí y me puse a leer la sinopsis, la cual me dejó realmente intrigada. Cuando ya lo tuve en casa, lo devoré, casi literalmente xD Es de esos libros que te quedas absorta leyéndolo, y cuando te das cuenta ya es la hora de cenar y se te ha olvidado que tenías que estudiar.Además, contiene algunas de esas frases que te hacen reflexionar, pondré alguna al final. Por esa buena razón (¿o son 13?) he decidido que vosotros también deberíais conocer este libro:



Por trece razones, de Jay Asher


Clay Jensen es un adolescente como cualquier otro que encuentra, al llegar un día a casa, una misteriosa caja sin remitente dirigida a su nombre. El contenido no es otro que una serie de cintas de grabación, siete en total, que parece haberle enviado Hannah, una compañera de clase que no hace ni dos semanas que se ha suicidado. A pesar del desconcierto que supone volver a oír la voz de Hannah, Clay descubrirá que son trece las razones por las cuales ha decidido quitarse la vida, trece caras de casete, y, que por ello, son trece las personas que deben escucharlas. Él es una de ellas. “Es un juego muy sencillo: primero las escuchas, luego las pasas” dice Hannah en la primera cara.
¿Qué razones son esas y qué tiene que ver él con ellas? A lo largo del día, Clay se irá obsesionando con las grabaciones y hasta recorrerá la ciudad con un mapa que ella misma le ha proporcionado. Pero he aquí un viaje distinto del esperado, un viaje donde el punto de llegada es precisamente el mismo que el de partida y en el que solo hacen falta unos nuevos ojos para verlo todo como por vez primera. Hannah irá desgranando poco a poco su vida en un intento de poner de manifiesto las consecuencias, grandes o pequeñas, de las cosas que hacemos y dejamos de hacer, y que cambian el mundo a veces sin darnos cuenta.
 
Nadie sabe con seguridad el impacto que tiene sobre la vida de los demás. A menudo no tenemos ni idea. Y aún así, hacemos las cosas exactamente igual.

domingo, 24 de octubre de 2010

Hoy, día lluvioso

Llevo aquí sentada delante del ordenador un buen rato, en posición filósofa, pensando sobre qué puedo escribir. Miro por la ventana, a ver si algo me da inspiración. Pero como no estoy en un libro ni en una película, no ocurre nada. (...Típico domingo aburrido...)
Por fin me decido, y pongo la canción que estoy escuchando ahora mismo (y que pega bastante con el día que hace):
We cry - The Script
No sé si conocéis a este grupo, pero si no, deberíais escuchar alguna de sus canciones. Probablemente os sonará The man who can't be moved, que es bastante famosa, pero tienen muchas más...


Y por fin me viene la inspiration! Crepúsculo! Noooo, tranquilos, no me voy a poner a hablar de lo "buenorro" que está Edward/Jacob, ni de que es la supermegaextramejor película del mundo. No soy FAN de la saga, aunque he de admitir que antes lo era. Antes de que TODO el mundo lo conociera. Antes de que hicieran una película que tiene pintas de bajo presupuesto (aunque no lo sea). Antes de que aparecieran las típicas petardas "team edward"/ "team jacob", que son capaces de pegarse por defender que uno es mejor que el otro.
Porque, a ver, estuvo bien, pero no es para tanto. Es como una chocolatina: un día la pruebas, te gusta, la disfrutas y se acaba. Te queda un buen recuerdo de ella, pero ya se acabó, hay que probar cosas nuevas y no quedarte estancada comiendo siempre la misma, porque la acabas aborreciendo. Pues igual con Crepúsculo, estuvo bien, pero hay que leer cosas nuevas! El libro ni siquiera es taaaaaan bueno! Es cierto, engancha, pero repetid conmigo: 
Los vampiros NO existen. Y los licántropos tampoco.
Así que no os obsesionéis ;)

Y hablando de libros, últimamente éste es el que estoy leyendo:




Botchan es un indiscutible clásico de la  literatura japonesa y, desde hace más de cien años, una de las novelas más celebradas por los lectores de aquel país. Considerada el Huckleberry Finn nipón, y comparada también con El guardián entre el centeno, narra las aventuras de Botchan, un joven tokiota descreído y cínico al que mandan como profesor a una escuela rural situada en la remota isla de Shikoku. 
En su nuevo destino pronto se topará con una serie de insólitos personajes, como el jefe de estudios «Camisarroja» o el «Calabaza», un triste profesor de ciencias de aspecto enfermizo y ánimo sombrío. Pero sobre todo se verá obligado a hacer frente a una auténtica caterva de fieros alumnos asilvestrados, que se consagrarán a hacerle la vida imposible.



Es un libro que se lee fácil, además de que es cortito (234 páginas) (Si, lo se, no es "tan" corto, pero es que estoy acostumbradas a leer tochos de 500 jaja).
No he llegado a reírme a carcajadas, pero me ha sacado varias sonrisas, y es que
a Botchan (que en japonés significa niño mimado) le pasa de todo.
Yo lo empecé a leer porque me interesa la cultura japonesa, además de que estudio japonés, asi que lo recomendaría a todo el que esté en mi misma situación ;)

Sed buenos! 


Ah, y por cierto, me ha dicho un pajarito que si comentáis, tendréis buen karma... ;) Gracias!!

Es un comienzo.

Bienvenido a mi blog! 

Probando, probando... 1, 2, 3...

Y ya que has llegado hasta aquí...
¿por qué no te quedas un rato? :)